Desde que cruzaron la frontera de Estados Unidos, Édgar, su esposa Mónica y su hija Laura iniciaron una carrera contrarreloj para lograr que les otorguen asilo y no los deporten a Colombia, donde, aseguran, serían asesinados.
"Las disidencias del grupo guerrillero de las FARC nos amenazaron con llevarse a mi hija y asesinarnos si no les colaborábamos", dijo a Efe Édgar, quien se guardó su apellido por motivos de seguridad.