Ucrania y sus principales apoyos, Estados Unidos y Gran Bretaña, consideran que la campaña militar rusa entra en una fase crítica para Moscú debido a las dificultades que tiene para mantener su ofensiva casi cinco meses después del comienzo de las acciones.
"En cuanto recibimos los HIMARS, cundió el pánico en el Ejército ruso.
Los centros logísticos y los arsenales cayeron bajo nuestro fuego, al igual que los centros de toma de decisiones tácticas", declaró en una rueda de prensa el asesor del presidente ucraniano, Mykhailo Podoliak.