Definida por muchos migrantes y activistas como una "cárcel", el municipio mexicano de Tapachula, fronterizo con Guatemala, lleva años con miles de extranjeros varados mientras esperan regularizar su situación en el país o encontrar alguna vía clandestina para llegar a la frontera norte.
El nicaragüense Ricardo Escobar llegó a Tapachula, en el suroriental estado de Chiapas, hace varias semanas y forma parte de los cientos de extranjeros, adultos y niños, que hoy continúan varados en esta urbe y a los que exigen documentos regulatorios para transitar libremente por el país.