Apenas un día de campaña electoral en Brasil ha bastado para dejar al presidente Jair Bolsonaro totalmente aislado en la porfiada campaña de descrédito del voto electrónico en la que se embarcó desde hace meses con sus grupos de ultraderecha.
La dura embestida de Bolsonaro contra las urnas electrónicas que Brasil adoptó en 1996 se remonta al año pasado, cuando los sondeos de cara a las elecciones de octubre próximo empezaron a mostrar como claro favorito al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, su mayor antagonista político.