En menos de dos décadas, Chile pasó de ser uno de los países más conservadores de la región, con el divorcio y cualquier tipo de aborto prohibidos, a escribir una de las constituciones más feministas del mundo, un texto que pivota sobre la igualdad de género y que se plebiscitará el domingo.
La paridad en las instituciones, la interrupción voluntaria del embarazo y el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados son algunos de los aspectos más vanguardistas, junto al derecho a una vida libre de violencia machista o la implantación de sistemas de salud y Justicia con perspectiva de género.