La figura política de la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, ha sufrido un serio revés en su país a raíz del escándalo de las fotos y vídeos de sus fiestas, pese a las numerosas muestras de solidaridad recibidas y a los elogios a su labor como jefa de Gobierno.
El revuelo causado por estas imágenes ha colocado a Marin en una delicada situación política, ya que su imagen pública ha empeorado y la oposición -sobre todo el partido ultraderechista Verdaderos Finlandeses- la acusa de dedicar más tiempo a sus fiestas que a solucionar los problemas del país.