Los dichos del presidente argentino, Alberto Fernández, sobre el fiscal que pidió una condena en una causa de corrupción que se le sigue a la vicepresidenta, Cristina Fernández, provocó el repudio y la presentación de denuncias judiciales de la oposición por considerarlos una amenaza y un avasallamiento al poder judicial.
El presidente argentino comparó la situación del fiscal Diego Luciani -que el lunes pasado solicitó una condena de 12 años de prisión y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos para Cristina Fernández en una causa de corrupción- con la del fiscal Alberto Nisman, que apareció muerto con un disparo en la cabeza en 2015, horas antes de presentar una denuncia en el Congreso contra la entonces presidenta (2007-2015).