Un silencio sepulcral inunda la ciudad que no dormía y cuyo centro se blinda para preservar la llamada perla del mar Negro. La portuaria Odesa vive sus momentos más tensos a la espera de lo peor: la llegada de las tropas rusas a esta urbe situada en el suroeste de Ucrania.
Las barricadas rodean las calles del centro de la ciudad en las que solo se ve a unas decenas de personas paseando entre las tiendas cerradas y solo unos pocos espacios están abiertos.
Pero lo que abundan son los militares.