Mohammed tenía cuatro años cuando él y su familia, afgana, se mudaron a EE.UU. a mediados de los ochenta. Llegaron en busca de seguridad y, un año después de la salida estadounidense de su país, su reclamo es compartido por muchos exiliados: Washington debe hacer más para ayudar a su comunidad.
Él nació en Karachi, Pakistán, adonde sus padres se mudaron en un primer momento debido a la guerra afgano-soviética, pero motivos económicos y políticos les hicieron poner rumbo a Estados Unidos, el único país del que ahora tiene el pasaporte.