Los sirios aguardan el frío invierno con mucha incertidumbre un año más ante la falta de recursos y una condiciones extremadamente difíciles en los campos del noroeste de Siria, donde más de un millón de personas viven desplazados en el considerado bastión opositor del país tras huir por el conflicto que aún continúa.
Sentada en su tienda de campaña del campamento de Masshad Ruhin Bricks, Yuria Yilido, de 60 años, afirma a EPA, agencia participada por Efe, que actualmente viven entre "barro y polvo", a la espera de lo que ocurra en la época invernal, la cual ya ha sufrido desde hace tres años en esa zona situada en la provincia de Idlib y muy cerca de la frontera con Turquía.