La ciudad estadounidense de Phoenix, en Arizona, combate el cambio climático cubriendo las calles con un "pavimento frío" o "asfalto gris" como parte de una estrategia municipal frente a las altas temperaturas y las muertes por calor en la que se incluye también aumentar el arbolado.
Desde hace unos dos años y hasta la fecha se han cubierto en esta ciudad de un poco más de 1,6 millones de habitantes un total de 73 millas (117 km) de calzadas con ese pavimento que absorbe menos el calor y está hecho de asfalto, agua, emulsionante y otros elementos.