El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, regresó este domingo a la Casa Blanca después de una gira de cuatro días por Oriente Medio con luces y sombras, pero cuyos resultados no podrán analizarse con claridad hasta dentro de un tiempo.
La gira de Biden fue como una tormenta de arena en el desierto: rápida, con giros inesperados y, a veces, tan densa que no se podía ver con claridad lo que estaba enfrente.
"Hay que dejar que el polvo se asiente", aconseja en declaraciones a Efe Hussein Ibish, especialista en los países del golfo Pérsico.