Con la puesta de sol, las banderas ondean en la acampada del parque Galle de Colombo un día antes de que el Parlamento de Sri Lanka elija al nuevo presidente, mientras los manifestantes que lideraron la revuelta civil del país aguardan sin esperanza por el futuro.
Ha pasado menos de una semana desde que el presidente srilanqués, Gotabaya Rajapaksa, renunció al poder tras la marcha de decena de miles de ciudadanos desesperados por la crisis económica del país, un movimiento Aragalaya, en cingalés "lucha", que acabó con el asalto de varios edificios oficiales, incluido el palacio presidencial.