La suspensión este lunes de la línea de alta velocidad (AVE) entre Madrid y Barcelona, por el robo de 600 metros de cable de fibra óptica, generó el caos en las estaciones de tren de ambas ciudades, y afectó a 7.200 pasajeros en pleno agosto, mes en el que se registra un mayor número de desplazamientos por las vacaciones de verano en España.
La suspensión, que provocó retrasos y cortes en 22 trenes, duró cinco horas, durante las que se ofreció a los viajeros alternativas para llegar hasta sus destinos, mientras se trabaja en la recuperación de la línea, según informó hoy la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (Renfe).