Tras días de reuniones y expectación, Silvio Berlusconi renunció hoy a su aspiración a la Jefatura del Estado italiano, su último gran sueño, pero exigió que Mario Draghi, principal apuesta para el cargo, siga donde está, al frente del Gobierno.
La decisión de Berlusconi llega "in extremis", a dos días del inicio de las votaciones en el Parlamento y después de una semana como total protagonista en la que, teléfono en mano, ha tratado de recabar el apoyo de diputados y senadores, aunque sin éxito.