Shah Hussain dormía en su casa de Fazilpur, en el este de Pakistán, cuando su primo le despertó por teléfono para advertirle de que se avecinaba una fuerte inundación, una de las tantas que han arrasado gran parte de este país asiático en los últimos meses y que han acabado con la vida de más de 1.100 personas.
Era el 20 de agosto y Hussain, desconcertado, comenzó a despertar a toda su familia y a pedirles que empacaran las cosas para marcharse de inmediato. Cuando salió de casa, el agua se encontraba a solo unos metros de distancia, por lo que se apresuró a guardar los objetos más valiosos.