La campaña electoral en Italia se ha visto marcada por la sombra de Rusia y dos de los socios de la coalición derechista, Silvio Berlusconi y Matteo Salvini, han tenido que negar vínculos con el Kremlin, conscientes de que su lista conjunta podría ganar el 25 de septiembre y gobernar durante el próximo lustro.
"Nunca me he reunido con el embajador ruso ni he mantenido ninguna conversación telefónica con él", tuvo que reconocer hoy Berlusconi, en respuesta a un artículo en el que se aseguraba que se había comunicado con el embajador ruso en Italia, Serguei Razov.