
El general Qasem Soleimaní era un mito y una leyenda en vida. Muerto lo es aún más, con el Gobierno de Irán en plena campaña de santificación del líder militar, a quien trata de convertir en una suerte de Che Guevara iraní.
Si el hombre murió asesinado en un bombardeo de un dron estadounidense el 3 de enero de 2020 en Bagdad, el mito no ha hecho más que crecer desde entonces.